Por Victoria Stephan
Traducido al español por Claire Gruber
Cuando mostramos bondad, amabilidad y disposición para ayudar a otros, mostramos compasión.
Aunque se intercambia con la palabra simpatía, ser compasivo llega el deseo activo de ayudar a alguien en una situación difícil, en lugar de simplemente darse “pena.”
Todos necesitamos compasión de los demás cuando luchamos con nuestras vidas. Pero tan importante como recibir compasión de otros es nuestra capacidad de sentir compasión para los demás. Aunque pensamos que esto es algo natural, en realidad es necesario que la compasión nos haya sido enseñada y modelada desde nuestra infancia para ser adultos compasivos. Sin compasión en nuestras vidas, no podemos promulgar leyes que protejan a los otros y brinden atención a las personas necesitadas y no podemos vivir en paz con nuestras familias, nuestros amigos y nuestra comunidad.
Cuando nos criamos en hogares estables, entendemos y vemos la compasión en práctica con regularidad– se nos enseña cómo resolver la diferencia con nuestros hermanos si los tenemos, cómo ayudar a otros miembros de la familia, cómo hablar con amabilidad y cómo pedir disculpas. Sin embargo, para muchos niños en nuestra sociedad y en el resto del mundo que viven en hogares inestables, egoístas y violentos, nadie les haya modelado ni enseñado la compasión a ellos. Para estos niños, no pueden sentirse compasivos a los otros porque nunca han experimentado la compasión mostrada a ellos.
¿Cómo podemos enseñar y cultivar la compasión en nuestros hijos, hogares, comunidades y en nuestro mundo? Ofrecemos estas sugerencias:
- Sean amables con los demás, especialmente con los hijos. Cuando tratamos a todos con amabilidad, aprenden cómo ser amables. Hablen de la amabilidad y compartan maneras y veces cuando mostramos bondad para ayudar a los niños la importancia de amabilidad en la creación de relaciones positivas y cariñosas.
- Hablen con respeto a todos, incluso a los niños. Cuando hablamos y actuamos con respeto, mostramos a nuestros hijos que todos son valiosos y merecen tratamiento con dignidad.
- Fomenten los buenos modales. Expresen gratitud por la ayuda de otros. Reconozcan el apoyo y asistencia que Uds. reciben con palabras y demostraciones apreciativas.
- Pedir perdón inmediatamente, incluso a los niños. Nos olvidamos de pedir “perdón” a nuestros hijos cuando estamos bruscos o hirientes. Cuando pedimos perdón, enseñamos a los niños a perdonar.
- Sin que lo pidan, ayuden a los demás. Cuando ayudamos a los otros, mostramos la cooperación, colaboración y servicio a los demás. Esta enseña a los niños la importancia de ser solidarios, responsables y de pertenecer tanto en el hogar como en la escuela o en la comunidad.
Para enseñar y cultivar la compasión en nuestros hijos y con los demás, primero debemos cultivar la compasión en nosotros mismos.
- ¿Cómo podemos ser más compasivos en casa, en el trabajo, en nuestra comunidad?
- ¿Cómo podemos mostrar más respeto hacia los demás, especialmente a los que tienen creencias o puntos de vista diferentes a los nuestros?
- ¿A quién podemos mostrar gratitud por su ayuda y apoyo?
- ¿A quién debemos pedir perdón por nuestras acciones y a quién debemos perdonar por las suyas?