or Paulina Rael Jaramillo
Traducido al español por Claire Gruber
Como adultos, tenemos una historia de pérdida, duelo, y recuperación. A menudo utilizamos información basada en nuestras experiencias pasadas para hacer determinaciones sobre la situación presente y empleamos la lógica para ayudarnos a mantener la calma y resolver los problemas. En cambio, los niños son menos experimentados y tienden a procesar las situaciones estresantes únicamente a través de sus emociones, que muchas veces son exageradas.
Los niños captan señales de los adultos que les rodean. Si oyen palabras y ven comportamientos que indican desesperanza, actuarán en consecuencia. Si, a su vez, son incapaces de expresar verbalmente sus emociones o no reciben el apoyo ni el estímulo adecuados, pueden recurrir a comportamientos negativos que van desde las pesadillas hasta la rebelión abierta, incluyendo conductas autodestructivas.
Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), “Inmediatamente después de una catástrofe, los niños y adolescentes presentan estas reacciones emocionales de comportamiento comunes.
- De 1 a 5 años: desobediencia, miedo a ser separados de su cuidador y dificultad para dormir.
- De 6 a 10 años: desobediencia, miedo a volver al colegio y dificultad para concentrarse en las tareas.
- De 11 a 18 años: comportamiento rebelde, comportamiento antisocial y depresión”.
Es importante que Uds. se sienten juntos y escuchen sus miedos y dudas sin juzgarlos ni minimizar sus preocupaciones. Debido a su incapacidad para expresar sus emociones o a su inexperiencia para iniciar una conversación, puede ser que necesitemos ayudarles. Una buena forma de entablar un diálogo es utilizando preguntas abiertas como “parece que tienes muchas pesadillas. Te has despertado gritando varias veces esta semana. Me gustaría ayudarte. Dime qué sientes”.
Los consejos que Ud. debe tener en cuenta son los siguientes:
- Hágales saber (en términos apropiados para su edad) cómo se siente Ud. ante la situación y aliénteles a que compartan consigo sus sentimientos.
- Asegúreles que Ud. está disponible para responder a sus preguntas y ayudarles con sus miedos.
- Asegúreles que la situación pasará y hable de planes para el futuro. Aliénteles a participar en la conversación.
- Establezca una rutina, aunque no sea exactamente igual que la anterior. Esto proporciona estructura y una sensación de seguridad.
Durante y poco después de una catástrofe o crisis, los temores de los niños y adolescentes son excepcionalmente elevados. Es un momento crucial para que los padres y cuidadores les presten más atención y les tranquilicen. Responder a sus preguntas con sinceridad, sin vaguedades ni desprecios y en términos adecuados a su edad, les permitirá afrontar sus miedos de forma constructiva y mirar al futuro con esperanza.
Paulina Rael Jaramillo tiene una Maestría en Artes en Consejería de Rehabilitación de CSUSB y es un facilitador para el Centro Stephan. Ella ha trabajado con familias y jóvenes en diversas capacidades, incluyendo la intervención en crisis y mantenimiento. El extracto anterior fue tomado desde su libro más reciente (2020) titulado, Life Resumed: After a Catastrophic Event and Other Loss (Vida reanudada: Después de un evento catastrófico y otras pérdidas) disponible a través de www.amazon.com.